martes, 26 de enero de 2010

Quito-Ecuador - 26 de enero




































Nadie deberìa morirse sin conocer Quito y, si alguien en sus cabales y con posibilidades de viajar a Quito no lo hace, entonces deberìa considerarse un pecado. Tanta magnificencia. Estoy soprendida. Me paro en las esquinas, me apoyo en un poste o en una fachada a ver la vereda de enfrente, la cuadra en diagonal, giro sobre mi eje, la otra cuadra, no puedo dejar de fotografiar 360 grados. Anonadad.
Estoy en la mitad del mundo. Hoy traspuse el paralelo 0 e ingresè al hemisferio meridional, ya podrè dejarme guiar por la cuz del sur.
Esta ciudad es bellìsima, al igual que en Caracas florecen los centros culturales, no se puede creer!!! En el Centro Cultural Metropolitano, GRATIS, una exposiciòn de Goya!!! GOYA!! Por otras salas una exposiciòn de fotos de los diferentes estados de Brasil que no recorrerè en este viaje, junto a ls fotos, la historia de los quilombos reductos de libertad. En el mismo centro cultural, al igual que los infocentros venezolanos, bibliotecas, internet gratis, salas de conferencias. La abundancia y gratuidad con que se puede acceder a la informaciòn, ahì està todo!
El entorno, el paquetito -como yo lo llamo- es precioso, pero ademàs està el contenido y està le GENTE. Esta GENTE, debe ser escrita con mayùscula. He entrado en diàlogo con un puñado de quiteños esta mañana, en la calle, hablamos y hay de que hablar. Gente buena y ademàs interesante, gente que sonrìe, gente conversadora.
Creo que mi relaciòn con Quito fue amor a primera vista.
Entrè a la ciudad, la ruta entre Otavalo y Quito tampoco tiene desperdicio. Buena ruta, peaje 1 dòlar, gasolina no he vuelto a cargar, todavìa no baja la agujita, rinde. Lleguè a la metrópoli, ya habìa estudiado el recorrido de entrada y todo bien a no ser por el trànsito embarullado del casco viejo, autos que se entrometen por todos los wines, policías de trànsito tratando de encarrilar la cosa y dos lìneas de trolebus que van de punta a punta sin contaminar el ambiente.
Al final la caguè porque me metì en un estacionamiento para buscar el hostal de a pie y al salir me mandè por unos tùneles y bueno fui a dar quièn sabe adònde, pero me reencontrè tras preguntar a un par de estas personas que se enganchaban a charlar conmigo y entonces paralizàbamos màs el tráfico que venìa atràs, por suerte no son jodidos, tienen paciencia. Pobres... ellos ahì y yo dàndole a la lengua ma sí pichi la mia nana era siciliana...
Estoy en la Posada Colonial, la autita adentro, ocupó el lugar de dos viajeros que venìan de Chile en una trooper que no arrancaba y echaba humo a rolete. En la Posada hay dos argentinos màs, mate que va, y el vidriero de enfrente, Gustavo, me va a tratar de conseguir yerba porque queda poca. En la Posada Colonial hay cocina para calentar el agua, mi habitaciòn es privada, enorme, con una ventana inmensa cubierta con una esterilla, adelante hay una sala comedor que da a otro ventanal bordeado de plantas, cuesta 6 dòlares. Recièn me comí un almuerzo completo por 1.50 dòlar, incluye sopa de arroz con carne, papa y choclo; pechuga de pollo con frijoles y ensalada y plàtano frito y un jugo natural de piña. Espectacular.
Anduve por el centro, quiero dedicar mañana a Guayasamin, sì Guayasamìn y la Capilla del Hombre!! No puedo creer estar viviendo todo esto este dìa con tremenda alegrìa. Faltò que saliera Rafael al balcòn, estuve en el Palacio de Gobierno, charlando con màs gente. Estuve en las iglesias que fueron construidas desde el año 1500 en adelante, destruidas por sucesivos terremotos y reconstruidas una y otra vez. La Compañìa de Jesùs, un espamo por el abuso, SIETE TONELADAS DE ORO fueron usadas en su decoraciòn. Estuve en los teatros, y en las plazas, y en las calles, y me gusta. Me gusta mucho Quito.

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