lunes, 18 de enero de 2010

Pamplona-Colombia - 18 de enero - Nous allons illegaux





























Cuando hace un par de años, mis hijos y yo llegamos a Tunez, tras haber cruzado el Mediterráneo desde Sicilia, intentamos jugar a ser fugitivos en el norte de África. Entramos escabullidos por las dársenas de un puerto nocturno y nos perdimos en la oscuridad detrás de nuestras mochilas enormes, con la voz agitada cantábamos, nous allons illegaux, nous allons illegaux... Esa vez, fuimos sorprendidos por un policía disfrazado de civil, fue amable, en general, todala gente en Tunes, fue muy amable, aún cuando nosotros fuéramos fugitivos.
Ahora estoy en Colombia. Ilegal. Ilegal en Colombia.
Vine por una ruta que me fueron explicando en las alcabalas del camino. Salí de Mérida esta mañana, Denyris, la dueña del hotel, venezolana y periodista, no me dejaba ir. Tomamos mates, quería seguir charlando. Me regaló una bufanda tejida al crochet, en la montaña hace fresco, sobre todo cuando desciende la bruma de las tardecitas.
Al final nos despedimos, con besos y abrazos, ella invitándome a su casa y yo prometiendo regresar.
Oficialmente, sigo en Venezuela. Nunca salí según no lo atestigua mi pasaporte.
Salí y tomé la ruta que de pronto dejó de parecerse a los nombres estudiados en el mapa. Yo hago una lista en una hojita, los nombres de pueblos que debo ir cruzando o desvíos a tener en cuenta, un boceto o borrador de lo que será el camino. O el papel mentía, o era de un viaje anterior, o yo estaba soñando -a veces pasa que en los sueños se nos adelantan, se nos confundem las cosas, la ansiedad nos traiciona dentro del insconsciente y es como estar viviendo un viaje más, con otros percances, otros amores, otros paisajes, es maravilloso-. En fin, que los nombres del machete no se correspondían con los carteles de la ruta. Pensé que había agarrado para el lado de los tomates, no es raro, siempre me equivoco varias veces y a lo mejor como antes fui a un supermercado grande a gastar bolívares en víveres, me había perdido. Pero no. Preguntaba a los guardias en las alcabalas y me decían que estaba bien, que llegara hasta Coloncito y ahí doblara en el toro, a la derecha. Yo no había anotado ningún Coloncito, pero la ruta estaba buena, una autopista, así que pregunté algunas veces más y le seguí dando. De pronto, OH! Puente roto. Desvío. Cruzar por el río!! La autita!! Río!! Nooooo. A caeja noooo. No había vuelta, la cola de autos, auto al agua! Cruzamos. Seguimos y al rato, puente caído, río con correntada, un pibe adentro guiando a los autos, agua a las rodillas del pibe. No va a pasar, le digo yo por la ventanilla. Autita es muy bajita. Una liliputiense. Sí pasa, dijo pibe y autita al agua! Se portó y a partir de hoy, no me caben dudas que además de terrestre es anfibia.
Llegué. De Orope, salida de Venezuela a Puerto Santander, Colombia. Nada de migraciones, nada de ventanillas, nada de oficinas, un puente de fierro, un cartel de Chávez saludando Feliz Viaje y una bandera de Colombia. Su ruta. A los 45 km estaba en Cúcuta y al rato en Pamplona. Ilegal.
Espero que esto no me traiga problemas al salir para Ecuador. Tengo menos garantías que posibilidades, pero tengo un pasaporte confuso, con tantos sellos y tengo tantos papeles... que no voy a hacer malos pronósticos, sino, todo lo contrario.
Pamplona es una ciudad colonial, muy vieja, de una edad colonial que se adivina muy temprana en su construcción, el hotel donde encontré lugar, con estacionamiento al lado, económico y gente cordial -agua para mate-, también trae consigo unos cuantos siglos. Me gusta.
Salgo a perderme en los callejones que serpentean las laderas andinas, altas laderas.
Me acostumbro con cierta dificultad al sabor de haber dejado Venezuela -aunque oficialmente sigo allá y si me quieren deportar, no me niego-. Una parte importante de mí permanece allá. Lo que he visto en ese país supera lo que desde antes traía como una ilusión. Las decisiones se toman todo el tiempo, sin titubeos. No se le da mucha vuelta a nada. Algunos acusan "autoritarismo", pero antes seguro hubo una advertencia, una ley, una decisión orgánica comunal; y si alguien o alguienes no cumplen, especulan, mienten... y se actúa en consecuencia, de inmediato, pregunto ¿autoritarismo? Las cosas se hacen, es visible, hasta la gente que medio sin saber por qué, dice que no le gusta el gobierno de Chávez, en la discusión, no puede dejar de reconocer lo que es demasiado evidente como para ser ocultado, callado, malentendido, fui testigo de hechos todo el tiempo. Culpa de las maquinaciones mediáticas, de los comentarios, de que cuesta creer en el ser humano y sus buenas intenciones, de que hay gente que todavía cree y vale la pena, yo llegué a Venezuela con reservas, por guardar una actitud crítica y no ser encegecidamente obsecuente con mis principios e ideología, me propuse observar, escuchar, a ver si era cierto o no era cierto esto o aquello. Doy fe de que la realidad superó mis esperanzas y fraguó cualquier reserva. Si antes era chavista, ahora soy más chavista que antes, y debo agregar, aunque suene abusivo o exagerado, que lo que veo en ese hombre cuando habla con la gente, lo que escucho, es un gran amor, inconcebible en este mundo de cosas, capitalista y ultrajante, es un amor muy grande.
Pero ahora estoy en Colombia, ilegal. Debo resignar algunas consignas, soltarme el pelo para que la estrella roja no me delate, y seguir avanzando hacia un horizonte nada lejano.

3 comentarios:

  1. Villa de Leyva es un lugar hermoso...ojala pudieras ir a Barichara. pero si no lograras Villa de Leyva te va a enamorar...es uno de los pueblos mas lindos de Colombia

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  2. Si eras chavista y ahora sos más. Yo pensé que estabas loca, ahora lo pienso más jajaja. Tené cuidado y no confiés en la autita anfibia que así se le reompio el auto a copello y mirá que copello sabe.
    Espero que no tengas problemas con los sellos, nous allons illegaux. Al fin y al cabo casi entramos en Tunez illegaux, estuvimos algunos meses en España illegaux, con trabajo illegaux y casita linda en pau claris illegaux. Con martín cuando vinimos en el 2005 vinimos illegaux, te acordás? Que no nos sellaron nunca la salida de México.
    En fin, cuando estás illegaux te das cuenta que tan innecesario es un gobierno y que fácil es vivir sin leyes, jueces ni policias. Libertad e Igualdad. Besos!

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  3. Maritza, hoy llegué a San Gil, me gusta. No me dio para llegar hasta Villa de Leyva, la ruta cordillerana es impresionante!! No se puede ir muy rápido, así que lo dejo para mañana, es largaaa tu querida Colombia. Che, Farid, hoy me paró la cana!!! Los soldados, en la ruta, no me pidieron nada. Charlamos un ratito del viaje. Todo bien. Leo tus cosas de la Colmena.
    Besotes!!!!

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