sábado, 23 de enero de 2010

Popayàn-Colombia - 23 de enero
















Ciudad blanca blanquìsima, erigida en las postrimerìas del siglo XVI. Casa altas y faroles. El paisaje cambia de olores. Se respira azùcar en su estado primigenio. Huele a dulce el camino. Los camiones pasan con cuatro, cinco y hasta seis acoplados cargados de caña. Los ùltimos acoplados se bambolean, ay mamita querida, si se nos cae uno encima...
Arranquè en la mañana desde Manizales, perfectamente, temprano. En las rutas de Colombia hay carteles, buena señalización, no me perdì, pasè por Cali y me entusiasmè en varias rectas, pensè que a ese ritmo llegarìa a Pasto, a dos horas de la frontera con Ecuador, pero lo bueno dura poco. Las montañas volvieron a parir laderas entre sus piernas de riscos y otra vez las curvas. Me detuve en Papoyàn, segùn era el plan.
La ruta fueron màs o menos 700 km. Gasolina, tanque lleno, 70mil pesos, què dolor... y peajes, DIEZ!!! De entre 6500 y 9500 pesos. Una guasada. La ruta està bien, pero voy a tener que empezar a hacer tiradas extras, jijiji.
La cana me parò dos veces. Con el primero casi entro en conflicto. Querìa plata. Me pidiò los papeles y los que le mostrè le parecieron bien... pero me pidiò otro, un seguro SOAC o algo asì. Al final lo convencì, ya me recorrì toda Colombia y nunca me pidieron eso asì que no me joda Don OFICIAL. Zafè. Con el segundo fue màs fàcil, charlamos del viaje. Odio que me paren. Pero buè. Acà estoy. Respirando azùcar y tierra hùmeda porque empieza a llover, en un hostal, dormitorio comunitario, con agua para el mate, y ganas de comer algo sòlido que no sean galletitas. Todavìa tengo galletas venezolanas y mangostinos nutritivos, un manjar.
Mañana, si la estrella y el viento nos acompañan, seguimos cantando a viva a voz en el camino, hacia el sur, quizàs con escala en Pasto, cada vez màs cerca de Ecuador, donde ansìo abrir la sonrisa pura y sincera, atarme el pelo en dos trenzas y estrechar camaradas.

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