En Panamá se celebra el día de las madres y es feriado. Caminamos por la Av. Central, repleta de puestos de todo, donde venden un plato de chorizo con yuca a 1 dólar o 4 piñas también por un dólar y ojotas!! Me hacían falta, otro dólar; seguimos caminando -con ojotas nuevas- por una ciudad de domingo, sin mucho bullicio comercial, hacia los barrios Bella Vista y Cangrejo por la Vía España y luego por la Via Argentina, que modestia aparte, es más linda porque tiene árboles. El centro comercial, urbano, de la ciudad de Panamá es inclemente. Hace calor, mucho calor y el sol calcina porque en un recorrido de dos horas de camino hay solamente un parque, el Parque Urraca, a la vuelta del mismo se encuentra el supermercado RivaSmith donde venden yerba mate Taraguí. Buscamos un autobús y nos fuimos a la Panamá Vieja, quedan las ruinas de lo que fue la primera fundación de Panamá, frente al mar, sobre la bahía, y de la que a consecuencia de los embates de piratas y corsarios quedan sólamente algunas paredes de las viejas construcciones. Ya de regreso, me instalé a tomar mates por horas con dos nuevos amigos argentinos, rrepiolas los dos. Charlamos largo y tendido. Ellos salieron a comer y Sandro, el tano, y yo, nos fuimos a comprar unos zochoris para hacernos unos sanguchitos con tomate y ali-oli.
Anoche hubo pasta y vino tinto. Super.
Me gusta esto de vivir en comunidad con personas que comparten más o menos la misma onda.
También llamó Tea, de la naviera, para que me fuera a su casa a tomar unos mates, dejó mensaje en el hotel. Mañana la llamo temprano para encontrarnos y si da el tiempo me voy con los amigos a conocer el Canala que dicen los que ya fueron quee s muy interesante.
La vida continua, siento esta vez, que es como al vaivén de las olas y el barco de la continuidad del viaje se desliza sobre las aguas y al compás del viento con calma e piaccere.
Ahora, unos matecitos.
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