domingo, 31 de enero de 2010

Máncora-Perú - 31 de enero















Este lugar me encanta! Recién caminaba por la playa y me reía sola, me reía de alegría, de haber llegado hoy acá, de haber encontrado la posada, de haber podido armar mi carpa entre las palmeras, de que hace calor pero hay brisa y no me duele la cabeza.
Confieso que pasé tres días con un dolor de cabeza imbancable pero que sin embargo no me detuvo. Lo atribuyo a una deshidratación. No tomé suficiente agua en muchas horas de viaje, no sé exactamente en qué ramo fue, pero recuerdo que tenía mucha sed y se me había acabado el agua en el auto, la de la botella y la del mate y por no parar... se suma a eso el hecho de haber estado a más de tres mil metros de altura, pero ya. Tomé abundante agua potable y descansé lo más bien estos días y ahora estoy al nivel del mar. Chocha.
Acabo de comerme un cebiche y una milanesa de pescado, todo es de pescado y en el país de los soles, estos menús fijos, almuerzos, cuestan 7 soles. 1 dólar = 2.8 soles.
Cómo fue cruzar la frontera? No fue jodido como preanunciaba la Lonely Planet. Es domingo, no hay tráfico comercial, pero... je je, cuando me tocó sellar el pasaporte el hombre de migra Perú, detectó que no había pasado por la migra Ecuador a sellar salida. No paré porque no vi ningún desvío ni oficina ni ventanilla. Me hicieron volver. El lugar es fantástico en serio, nunca antes había pasado por una zona migratoria como esta. Está buena. Hay carreteras anchas, enormes puentes con jardines con flores en el medio. Crucé los dos puentes de nuevo y me di unas embarulladas entre los troncales que desvían para un lado y otro de las rotondas hasta que encontré migra Ecuador, por suerte no había mucho tráfico, sellé salida y volví a Perú. Bienvenidos a Perú.
Es más complicado que en otros países, pero zafa. Hay que pasar primero por la oficina de la poli, está ahí nomás. La poli verifica que una no sea un "buscado, se recompensará" y bueno, como todavía no me catalogaron por ahí, me sellaron un papelito, con ese papelito hay que ir a la ventanilla de migra entrada Perú, pero OH! Héte aquí que casi cuando me tocaba a mí y a otra gente que esperaba, el empleado de migra Perú dijo que su turno se había terminado y qué él se iba y que el relevo lamentablemente no había llegado. Bueno, dije yo, será que me tengo que volver a Ecuador... A los otros que esperaban los dejaron pasar para Perú, porque eran ecuatorianos y solamente venían a pasar el día. El poli que me había sellado llamó urgente un relevo y me dijo que en media hora llegaría, me pareció bien, así que me dispuse a conseguir agua para unos matecitos pero el relevo no me dio tiempo. Llegó y me selló. Una vez sellado, pasé por la aduana, otra ventanilla por ahí nomás y otro oficial me hizo el permiso para entrar y circular con la burbuja colorada. Todo genial. Encaré Panamericana al sur, entre una hecatombe de motocars, ver otra vez los motocars... qué emoción... qué simpáticos y qué quilmbo, salen de todos lados y andan por las rutas como pancho por su casa y sí, son pancho peruano por su casa. Me encantan, me recuerdan antiguos viajes, con los chicos y amigos peruanos, tan familiares. Panamericana y desierto, desierto, desierto y mar a mi derecha.
Llegué a Máncora, es un lugar de playa precioso, la construcción de cabañas y paradores es todas de bambú, caña y palma y estoy feliz de que me hayan hecho un lugarcito en el camping porque de entrada me habían dicho que no se podía porque ya había más de 4 carpas, pero la mía es tan pequeña que ahí está y sobra espacio. El camping tiene unas instalaciones muy cómodas, está frente al mar y tiene pileta, cuesta 7 soles y uno más para usar la cocina para calentar el agüita para el mate, 8.
Este es un lugar para tomarse unas vaciones. Pero yo creo que seguiré mi rumbo y disfrutaré este día y las horas que me separan del camino, a pleno, así que os dejo compañeros y camaradas.
Ah, me escribió el papá de Lori Berenson, es posible que pueda visitarla. Me da mucha felicidad. Ojalá.

1 comentario:

  1. Menos mal que se te pasò el dolor de cabeza. Me hubiera visto obligado a preguntarte <¡fuiste al baño?

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